Eduardo Chillida pasó de trabajar la forja con fuego y martillo a trabajarla con enormes máquinas industriales. Parte de su obra la realizó en la fábrica de Sidenor en Reinosa y en Patricio Echeverría de Legazpi. Es aquí donde desde hoy está abierto al público el Espacio Chillida o Chillida Lantoki que se ha ubicado en la antigua papelera. Allí, Eduardo Chillida convivió con los operarios e ingenieros supervisando y desarrollando juntos todo el proceso, y como dice su hijo Luis, se convirtió en un “director de orquesta” descubriendo el mundo de la gran forja industrial que le permitió dar vida a sus grandes esculturas de acero.