
La comunicación es lo primero que recortan las empresas en tiempos de crisis. Mal considerada como un gasto en lugar de una inversión, los departamentos de comunicación han visto como sus presupuestos se reducían a la mínima expresión durante estos últimos años.
El caso de los eventos es especial. El evento se vincula a grandes producciones, gastos elevados y mucha fiesta. Se percibe muy negativamente, ¿quizá demasiado caros y frívolos con la que está cayendo?.
Un evento es un acto programado, unas actividades diseñadas para un fin. Un seminario o un congreso, una reunión de equipo, el lanzamiento de un nuevo producto, una inauguración, la visita de clientes, una presentación a los medios, el relanzamiento de la marca, entre otros, son circunstancias a tener en cuenta para crear un evento que se adapte al mensaje que deseamos transmitir.
El evento es comunicación directa entre el cliente, externo e interno, y la marca. La experiencia en vivo es única y personal, genera una honda opinión. Si la experiencia es positiva nos fideliza.
Es ahora cuando debemos demostrar que se pueden hacer eventos en diferentes formatos, sencillos y creativos integrados en una estrategia de comunicación cuyos objetivos en el corto, medio y largo plazo signifiquen reconocimiento, posicionamiento, visibilidad y reputación.
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