Subimos aquí este artículo de Pablo Martínez Zarracina, El Correo 15/09/2012, porque hemos sentido cierta nostalgia con su lectura. Frente al «nuevo Bilbao» del Museo Guggenheim, las torres de Isozaki, la de Pelli, la AlhóndigaBilbao de Philippe Starck, el Palacio Euskalduna o el paseo de Abandoibarra, nos sigue gustando pasear y descubrir el Bilbao industrial porque sus colores, sus materiales, sus edificios le dotan de una personalidad y carácter que quizás esté perdiendo en detrimento de una nueva ciudad comparable con otras muchas en el mundo construidas en el imaginario de los artistas de renombre internacional. Sentimos que el pasado industrial ha quedado al margen, no está en las rutas turísticas, le damos la espalda. «La mezcla callada de rudeza y solidez, la pesada certidumbre» ha dejado su huella en muchas generaciones y es la esencia del «ser bilbaino». ¡Nos gusta recordarlo!.